Manjares celestiales. Parte 4 de 8
(Publicado el 21 de julio de 2011 en el sitio de la IPNJ Central Pereira)
Alimento necesario
Hace algunos días hablamos sobre la comida que nos gusta y concluimos que no sólo es agradable, sino necesaria para nuestra vida espiritual. Si bien eso es cierto, también es cierto que nuestro cuerpo requiere algunos alimentos, aunque no sean nuestros platos favoritos.
Sin una dieta balanceada nuestro cuerpo sufre las consecuencias. Las proteínas nos hacen crecer y reparar nuestro cuerpo cuando sufre algún mal. Las grasas e hidratos de carbono nos dan energía y nos ayudan a permanecer calientes. Las vitaminas y minerales mantienen nuestro cuerpo sano y la fibra fortalece nuestros músculos.
Lo siento muchachos, no podríamos comer solamente pizza y esperar estar saludables con esto. Como este hombrecito lo dijo: Las espinacas son muy beneficiosas para nuestro cuerpo. Aunque no nos guste niña, las sopas nos hacen mucho bien y como vos bugs, deberíamos comer más zanahorias y en general, más frutas y verduras diariamente.
Si sólo se nos hablara de la gracia de Dios, su misericordia y su amor, en algún momento podríamos llegar a justificar nuestros pecados porque «Él es bueno y perdonador». Si sólo se nos hablara del infierno, seguiríamos a Cristo por miedo y no por amor. Sí sólo se nos enseñara sobre el hablar en lenguas, terminaríamos pensando que esto es lo más importante, incluso olvidando que el amor es el camino, aun más excelente (1 Corintios 12:31-13:1). No estoy diciendo que no debemos ser alimentados con cada uno de estos platos, sino que debemos ser alimentados con todos y cada uno de estos platos.
Por eso Pablo le dijo a Timoteo: «Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.» 2 Timoteo 4:1,2. Ser redargüidos, reprendidos y exhortados son cosas que no nos gustan mucho; jalones de orejas, correazos y palmaditas en las nalguitas, que aunque nos duelan, sabemos que Él nos las da porque las necesitamos y lo hace porque nos ama, «Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.» Hebreos 12:6.
Recibamos, pues, este alimento que es así como la mayoría de las medicinas: No muy apetitosas pero nos hacen bien, aunque no nos hagan gritar ¡Gloria a Dios! ¡Amén! y/o ¡Aleluya! También es palabra de Dios que «… al presente parece ser causa de tristeza, pero después da fruto apacible de justicia». Hebreos 12:11b. (Paráfrasis mía).
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