Innovadores
(Publicado el 8 de mayo de 2011 en el sitio de la IPNJ Central Pereira)
Todo lo que Dios nos dio es para usarlo, para ponerlo a funcionar, desarrollarlo y encaminarlo hacia el bien propio y el de los demás. Tus talentos, dones y capacidades; tus recursos, tu forma de ser y también tu cuerpo. Él te dio un cerebro para utilizarlo. ¡Hazlo! Sí, leíste bien, utiliza al máximo tu cerebro.
¿Existía la pila (batería eléctrica) antes de que Alessandro Volta la inventara, la dinamita antes de que Alfred Nobel la creara o el telescopio antes de que Galileo Galilei construyera el primero? No, no existían.
La cuarta palabra que encontramos en la Biblia es CREÓ. Tratemos de imaginar ese principio. No había nada, la tierra estaba desordenada y vacía y el Creador, utilizando su infinita mente e ilimitada sabiduría e inteligencia nos creó un lugar donde vivir, con todo lo que en él existe, incluyéndonos. Él pensó «voy a hacer un animal juguetón, pequeño, gritón y que viva en los árboles» y entonces creó a los monos ardilla.
Quizás dijo: «Necesito un animal grande, muy grande, que viva en el agua, pesé mucho y se trague a Jonás por desobediente» y luego los monstruos marinos fueron una realidad. De repente se le ocurrió hacer un animal feo, pequeño y muy rápido que hiciera gritar a las mujeres y a uno que otro hombre y ese fue el principio de los ratones.
El caso es que todo lo creó de la nada, cada cosa particular, única, necesaria y bien hecha; ¡Demasiado bien, qué creatividad, qué innovación! Él le dio la asquerosidad a los gusanos y cucarachas, el elegante traje a los pingüinos, el aterrador rostro al pez demonio, los extraños tentáculos al pulpo y la aterradora mirada al león, sólo por dar algunos ejemplos. Pero su máxima creación eres Tú. Fuiste imaginado, pensado, diseñado y creado por Dios. ¡Seamos innovadores como Él! Utilicemos nuestro cerebro bien y para el bien.
Sean cual sean tus capacidades, las puedes usar para servir a Dios y a los demás. Si te gusta escribir, compone canciones, sé creativo, sé innovador. Si te gusta actuar, únete a un grupo de teatro cristiano y hazlo. Si no hay uno ¡Crea el tuyo! Si te gustan los juegos y dinámicas, colabora con algunas para reuniones informales. Si te gusta la política, capacítate, esfuérzate, estudia mucho y represéntanos bien. Si vas a predicar, prepárate bien, haz conversatorios, presentaciones en computador, monólogos, trovas, dramatizaciones, ejemplos, historias, ¡Qué se yo! Sé creativo, sé innovador como tu Padre.
En todo, absolutamente todo lo que hagas da lo mejor de ti, no escatimes esfuerzos, invierte tiempo, apasiónate de ello, no le temas al cambio, pero pide la dirección de Dios en tu vida. Alguien dijo que el matrimonio entre lo intelectual y lo espiritual es un matrimonio poderoso; no lo es, ¡Es poderosísimo!
Empieza ya, examina cuáles son las cosas que puedes empezar a hacer, aquellas que puedes mejorar y las áreas en el templo o fuera de éste en las que puedes colaborar. El cuerpo de Cristo TE NECESITAMOS. ¡Vamos! Juntos podemos, con Él sí podemos.